
Y allí nació, entre mis manos, deslizándose se abrió camino bajo un cielo gris y con el tiempo de colores abrigó mi corazón. Viajó mi alma en cada amanecer y desnudos mis dedos se perdieron bajo improvisadas formas que ya después secas y oscuras quedarían condenadas en el tiempo.
Don..., amor..., desamor..., trágico duelo y desvirgada ausencia que ahuyentó por mis venas la pasión de perderla de vista...
Volvió para quedarse, aunque nada es para siempre, prometí quererla y no separarme jamás de su lado.
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