
En la guarida de nuestros deseos se esconde nuestro enemigo, aquel que es capaz de manipular nuestros pensamientos, ahogados por la invasión de una ilusión que perturba sin control la posesión de nuestro yo interior.
Infectados por la ira de una batalla perdida perseguimos con nostalgia la huella que dejaron los sueños.
Atrapados en la realidad de esta vida, enfrentando nuestra conciencia al desafió de perderse en el dolor y el engaño, aceptamos las reglas que marcaron la pena y la tristeza en este mundo loco que juega a superar los limites que desenbocan en el riego de ese corazón que nos lleva a la obsesión...
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