domingo, 15 de noviembre de 2009

Inspirando, espirando.


Profundamente sumergido en la lectura de aquel libro me instalé en su historia, observando el lugar descrito y dejándome llevar por la magia de sus palabras, acompañé al ermitaño durante su camino y junto a él mi presente se fugó en el tiempo...


Desperté en instantes de vertiginosa realidad que empañaban mi mente, disperso entre dos mundos, feliz aquí por volver a allí, retomando la lectura inspirando y saliendo de ella espirando...fue entonces que entendí en esas palabras del autor: "al inspirar entra la vida en ti, al espirar sale y entre inspiración y espiración morimos un breve instante".


"En cada respiración nos renovamos. A cada latir de nuestro corazón el propio universo se pliega y se expande".

Esta frase se acopló en mi ser iluminando mi conciencia, y llegando al final del camino, el ermitaño se despidió de todos, incluso de mí también...




*Nota: En este intervalo de palabras cogí prestadas del libro: "El ermitaño que veía películas de hollywood". de Raúl de la Rosa.





3 comentarios:

Longinus dijo...

Quiero plantear una paradoja: El mismo aire que nos da vida y nos renueva, nos oxida y nos la quita poco a poco.

Giovanni dijo...

Si te oxida es pq no respiras correctamente, cuando estes en calma y dejes que el aire que recoge tu ser fluya, jamás sentirás que te quita la vida, tan solo se recicla...
;)

Longinus dijo...

No se trata de cómo respires. El oxígeno oxida. Es una pura cuestión química. Ya sé que no es muy compatible con tu punto de vista, pero es una realidad demostrada e irrefutable.