
Profundamente sumergido en la lectura de aquel libro me instalé en su historia, observando el lugar descrito y dejándome llevar por la magia de sus palabras, acompañé al ermitaño durante su camino y junto a él mi presente se fugó en el tiempo...
Desperté en instantes de vertiginosa realidad que empañaban mi mente, disperso entre dos mundos, feliz aquí por volver a allí, retomando la lectura inspirando y saliendo de ella espirando...fue entonces que entendí en esas palabras del autor: "al inspirar entra la vida en ti, al espirar sale y entre inspiración y espiración morimos un breve instante".
"En cada respiración nos renovamos. A cada latir de nuestro corazón el propio universo se pliega y se expande".
Esta frase se acopló en mi ser iluminando mi conciencia, y llegando al final del camino, el ermitaño se despidió de todos, incluso de mí también...
*Nota: En este intervalo de palabras cogí prestadas del libro: "El ermitaño que veía películas de hollywood". de Raúl de la Rosa.
3 comentarios:
Quiero plantear una paradoja: El mismo aire que nos da vida y nos renueva, nos oxida y nos la quita poco a poco.
Si te oxida es pq no respiras correctamente, cuando estes en calma y dejes que el aire que recoge tu ser fluya, jamás sentirás que te quita la vida, tan solo se recicla...
;)
No se trata de cómo respires. El oxígeno oxida. Es una pura cuestión química. Ya sé que no es muy compatible con tu punto de vista, pero es una realidad demostrada e irrefutable.
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