
Cien mil mareas arrastraron nuestros sueños bajo el mar y con el paso del tiempo nos venció y separó el orgullo. Pasaron los años y la busqué, la encontré, dolida y confundida, llena de rencor. Ignorado, me quedé sin palabras y mi alma se cansó de seguirla bajo las noches estrelladas donde a lo lejos hoy aun puedo ver como brilla reflejada en mi ventana.
Ya nada nos une, ni el hilo de su voz bajo el susurro de un adiós, solo se que fue mi amiga...
La vueltas que da la vida nos cambió y aquello que un día me entregó, el desnudo de su corazón, seguirá conmigo hasta que el sol deje de brillar.
Dedicado a aquella amiga especial que se fundió como las olas del mar rompen contra las rocas.
2 comentarios:
Grande, muy grande. Además me he sentido muy identificado con ello porque como sabes me ocurrió algo parecido.
Gracias cusi,Jeje!! Ya sé...Aunque a mi esto me ocurrio con una bella amistad que solo llegó a ser eso...una bella amistad!
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